jueves, 2 de febrero de 2012

Enseñar con autoridad

AL HILO DEL EVANGELIO (31)

Mc 1,21-28

Llegaron a Cafarnaún y el sábado siguiente entró en la sinagoga a enseñar. La gente se asombraba de su enseñanza porque lo hacía con autoridad, no como los letrados.

Precisamente en aquella sinagoga había un hombre poseído por un espíritu inmundo, que gritó:

--- ¿Qué tienes contra nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: ¡el Consagrado de Dios!

Jesús le increpó:

--- ¡Calla y sal de él!

El espíritu inmundo sacudió al hombre, dio un fuerte grito y salió de él.

Todos se llenaron de estupor y se preguntaban:

--- ¿Qué significa esto? ¡Una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta a los espíritus inmundos les da órdenes y le obedecen.

Su fama se divulgó rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

 

El Reino de Dios comienza su andadura. Jesús entra como uno más en la sinagoga. Es el día del sábado. Después de escuchar la Palabra de Dios, invitan a Jesús a hacer un comentario sobre la Palabra que acaban de escuchar. Y al escucharlo, la gente se asombra pues, he aquí la novedad, enseña con autoridad, y no como lo hacían los letrados.

Enseñar con autoridad es enseñar con coherencia, lo que dices con tus labios corresponde a lo que tu vives. Y eso se ve, se palpa. Lo contrario, es hablar por hablar. Bellas palabras pero huecas en su interior. La Buena Noticia del Reino de Dios comienza por ahí, por la coherencia entre lo que se habla y lo que se vive. Stop a la falsedad, a la hipocresía, a la mentira camuflada.

Y ahí, en la sinagoga, en el lugar donde se da culto a Dios, hay un hombre poseído por un espíritu inmundo. No soporta la ‘autoridad’ con la que habla Jesús. No se trata de una sola persona, pues habla al plural. Es curioso, esta asamblea que ha venido para alabar a Dios y escuchar su Palabra, resulta que está poseída por un espíritu malo, no soporta la coherencia de vida de quien les está hablando, Jesús.

Es una asamblea enferma, poseída, pero que ansía, quizás inconscientemente, una Buena Noticia que la libre de todo lo que la hace sufrir y vivir de una manera alienada. Esa Buena Noticia es Jesús. Y este hombre poseído es finalmente liberado.

Fraternalmente. Fernando García

 

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