AL HILO DEL EVANGELIO (10)
Mt 21,1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-- Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: "Decid a la hija de Sión: 'Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila'."
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-- ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-- ¿Quién es éste?
La gente que venía con él decía:
-- Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.
Jesús entra en Jerusalén. Lo que retiene mi atención es la manera de hacerlo: montando un borriquillo. Y así entra. No ha escogido medios potentes. Jesús ha hecho la opción por la humildad. Su entrada en Jerusalén puede resumir su vida: la verdad se manifiesta en la humildad.
Es el camino de entrada en esta semana grande.
¡Feliz semana Santa!
Un abrazo. Fraternalmente.
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