12 diciembre 2010
Hace unos días, Henri ha venido a visitarme antes de volver al Chad. Desde hace dos años se encuentra en Yaoundé haciendo un master en
Ha pasado dos días entre nosotros, en Bafoussan. Ha querido compartir el trabajo realizado. Y aunque yo no soy experto en la materia, he podido apreciar la profundidad y seriedad científica del trabajo. Se trata del estudio de ciertas bacterias que crean resistencias a los fármacos.
Han sido dos años duros, difíciles. Lejos de la familia, de su esposa y sus tres hijos. Dificultades a nivel material, económico. Aunque ha sido enviado por el estado chadiano, la beca asignada no era suficiente para cubrir todos lo gastos, y el dinero a menudo era ingresado con retraso en relación a los plazos de
Ha compartido, junto a un compatriota, una habitación alquilada, cuyas dimensiones eran bastantes reducidas. Han debido organizarse para todo. Ha habido días en que la comida no era suficiente…, “pero la providencia de Dios no me ha abandonado en ningún momento”.
La alegría de estar ante una oportunidad única, de adquirir conocimientos nuevos en vista de ayudar al país a avanzar, le ha acompañado Muchos días, la jornada comenzaba a las siete de la mañana y se terminaba a las diez de la noche, sin siesta, me ha dicho. “Ha merecido la pena. Lo que he recibido en todos los campos ha sido mucho, no me lo podía imaginar antes de venir aquí”.
Ahora vuelve al Chad. Tiene diferentes posibilidades delante de sí. El Ministerio de
Se siente atraído por la oferta de ciertos organismos internacionales que trabajan en el continente africano (OMS,…). A nivel material sería mucho más ventajoso.
Aquí comienza el discernimiento. La tentación de lo más ventajoso, económicamente hablando, ahí está. El deseo de servir a su país, de colaborar a hacer progresar el sistema de sanidad chadiano ahí está también. “Yo quiero servir al Señor Jesús en los que más tienen necesidad de mis conocimientos. No quiero equivocarme”.
Esta noche toma el tren para volver al Chad.
Le he enviado un sms, con una cita del salmo 127:
“Si el Señor no construye la casa, los trabajadores se cansan inútilmente,
Si el Señor no vigila la ciudad, los guardias trabajan inútilmente.
Fraternalmente. Un abrazo
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