jueves, 22 de agosto de 2013

Esos apegos desordenados

Hay cierto malestar: el grifo gotea, se pierde agua. Y parece difícil de encontrar el por qué. Es más fácil subsistir como se pueda, con un cubo debajo, o dejando que se pierda... Al final, solo son gotas... Pero pasa el tiempo, y el cubo se llena, y asusta lo que llegamos a perder.

Cuando Ignacio habla en los Ejercicios del "segundo binario" (EE 154), es decir del segundo tipo de persona que podemos considerar, dice que es aquel que no quiere desprenderse de sus "afecciones", sino que desea que "venga Dios allí donde él quiera". Tiene pequeños dioses: actividades, objetos... sin los cuales la vida sería muy difícil. A ese tipo de hombre le parece que estos "apegos" no estropean nada en su vida: le place darles más tiempo, más cariño, cree que son compatibles con su entrega total a Dios. Pero realmente sigue esclavo, no es libre: no sabe desengancharse de ellos..., ¡pero le encantan, le producen placer!

Pasa el tiempo, y a pesar de haber pedido a Dios esta libertad interior para decidir el bien, para abrir o cerrar el grifo a voluntad, resulta que el grifo pierde agua. ¿Por qué? ¡Qué lástima! Esclavos otra vez, sin poder decidir con libertad... Estoy perdiendo energía para los demás, ilusión e iniciativas creadoras de Evangelio. Son solo gotas... pero pasa el tiempo, y debemos vaciar cubos enteros... el grifo gotea.


 Espiritualidad ignaciana

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