jueves, 14 de mayo de 2015

Lágrimas de alegría

  10 Mayo. Fue un gran día en la comunidad cristiana de Toket. Celebramos el sacramento del Bautismo y de la Eucaristía. En principio lo habíamos programado para los catecúmenos que se han preparado durante tres años. Eran 16, la mayoría adolescentes y jóvenes. Había también una joven madre de familia.
Un par de semanas antes, una señora, Myriam, me preguntó si podían bautizar a un bebé recién nacido. Me opuse en principio diciéndole que era mejor separar los bebes de los que han hecho el recorrido catecumenal. Ese mismo día, el grupo de candidatos al bautismo habían programado una visita a una señora del grupo que había dado a luz. Los acompañé y cual fue mi sorpresa que el bebé recién nacido del que me había hablado Myriam era la hija de esta joven madre, Jacqueline. Así que se incorporó a la lista de bautismos, madre e hija recién nacida. Un gran don de Dios.
El motivo de la visita a esta familia fue también el hecho de que el marido de Jacqueline, que no está bautizado, no había participado en el camino de formación de su esposa. Era necesario encontrarlo y dialogar con él. Llegó del trabajo, es carpintero, y se mostró muy amable. Dialogamos y al final nos dijo que apoyaba a su esposa plenamente, que estaba muy contento por ella y por su hija recién nacida. Por lo que le concernía a él personalmente había reflexionado desde hace tiempo, pero que veía que "no es mi momento", que si Dios quiere, un día u otro también él comenzará el camino. Me alegró mucho la sinceridad. De hecho el Domingo 10, participó a la celebración de la Eucaristía. Eso sí, se puso unos bancos detrás de su esposa. Pero cuando llegó el momento de las ofrendas pasó junto a ella y la saludó cariñosamente.
Al final, junto a los catecúmenos se unieron 12 bebés. Unos momentos antes de la Eucaristía, Bernard me pregunta si es posible bautizar a un bebé que nació la noche anterior. No entiendo muy bien cómo se puede bautizar a un bebé que nació unas horas antes. Le digo que hable con el coordinador del registro de bautismos. Lo veo un poco después cuando vamos a entrar en procesión a la Capilla y me dice que todo está arreglado. No le doy más importancia. La celebración de la Eucaristía con los bautizos y primeras comuniones se vivió en un ambiente muy festivo, con muchas manifestaciones de alegría. Algunos de los más grandes dieron su testimonio antes de ser bautizados. Dieudonné, 15 años, por ejemplo, subrayó la oposición de sus padres, en particular su papá, desde el inicio hasta el día de hoy, poniéndole muchos obstáculos para que no venga a la Iglesia.
Después de la Eucaristía hicimos el recorrido por las familias de una buena parte de los que fueron bautizados. Momentos de alegría, con muchos cantos y danzas, de fraternidad. La ocasión para los padres de manifestar la alegría de ver a sus hijos participar plenamente en la familia cristiana.
A un cierto momento, Patrice me dice que vamos a ver a la familia que ha bautizado a tres hijos, dos hermanos de 14 y 12 años y la recién nacida. Los dos hermanos los conozco bien. Cuando entramos en la casa vemos a Myriam, la madre. Veo también al bebé recién nacido y me explican cómo ha sucedido todo. Myriam, la que un día me preguntó si se podía bautizar a un bebé recién nacido, estaba embarazada y dio a luz a una hermosa niña el sábado 9, a las 19h30, es decir la noche anterior. Era el bebé del que Bernard me preguntó si podía ser bautizado. Dos horas más tarde de dar a luz, a las 21h30, Myriam pide a los enfermeros del Hospital de dejarla ir a casa porque quiere estar en el bautizo de sus tres hijos, incluyendo a la recién nacida. Y para sorpresa, los enfermeros la dejan ir a casa. El Domingo 10, a las 6h30 de la mañana, hora de comenzar la Eucaristía, Myriam estaba allí acompañando a sus tres hijos, y haciendo de madrina de Jacqueline. Cuando por la tarde pasamos por su casa, allí estaba de pie, atendiendo las numerosas visitas, y con un rostro de felicidad de los que tendré grabado en mi cabeza durante mucho tiempo.
Hoy, día de la Ascensión aquí en Camerún, después de la Eucaristía he pasado por su casa para ver cómo se encuentra y entender de sus propios labios toda esta historia de heroicidad. Me lo ha explicado todo. Los enfermeros le dijeron que volviese el Lunes para hacer una revisión y que cuando fue vieron que estaba perfectamente. "No podía quedarme en el Hospital en el día en que mis hijos y mi ahijada van a ser bautizados, y si el Señor ha querido que el bebé naciese el sábado anterior es porque quería que fuese bautizada junto a sus hermanos".
Yo simplemente doy testimonio de todo esto y digo que este testimonio es verdadero. No es el día de los Inocentes. Creedme! La fe, ¡qué grande! ¡Lágrimas, lágrima de alegría!
 
Un abrazo
Fernando