sábado, 30 de noviembre de 2013

Encontrar la felicidad

"Ser capaz de encontrar la propia alegria en la alegria del otro: he aqui el secreto de la felicidad"    (Georges Bernanos)

Que tengas un buen dia.
Fernando

domingo, 10 de noviembre de 2013

Francesca

Su fe ante la enfermedad ha marcado muchos corazones
Francesca, una muerte que genera vida para sus hijos, sus familiares y sus innumerables amigos
Francesca, una muerte que genera vida para sus hijos, sus familiares y sus innumerables amigos
Más allá de las sombras de la enfermedad, el testimonio de Francesca ha dado luz a muchas personas

En una sociedad en la que la muerte es un argumento tabú porque ya no se reconoce el significado de la vida, suceden hechos que llevan dentro una carga de humanidad tan fuerte que basta mirarlos para "entender". Sólo es necesario dejarse tocar por el testimonio que emana de ellos. 

Basta mirar, basta escuchar. Y toda la historia de Francesca Pedrazzini es para mirar, para escuchar: ella ha atravesado el mar de una enfermedad sin posibilidad de solución con la certeza de que Dios seguía estando a su lado. Viviendo así, hasta su último suspiro, ha dejado una huella imborrable en el corazón de muchas personas que la han acompañado en su calvario.

Una vida llena y apasionada
Tiene una familia hermosa. Es profesora de derecho en una escuela superior de Milán, está casada con Vincenzo, abogado, tienen tres hijos, es resuelta y apasionada de su trabajo y con los amigos, y sentía un amor especial por el mar de Grecia. Una vida constelada de superlativos absolutos.

Todo era "ísimo": la pizza buenísima, la persona que había conocido era simpatiquísima y, a menudo, se convertía en amiguísima. Buscaba la felicidad en cualquier parte y si en algo percibía aunque fuera un destello, esa cosa se convertía en "ísima".



Descubren un pequeño tumor
Un día de febrero de 2011, al quitarse el jersey, nota un dolor en el seno. Una sospecha, después la visita ginecológica, las pruebas, el descubrimiento de un pequeño tumor, la operación quirúrgica, los médicos que la tranquilizan - «felicidades, se ha curado completamente, todo está bien».

En cambio, al cabo de unos meses, la enfermedad reaparece, los marcadores tumorales son elevados, «ha invadido todo, huesos e hígado también», se desahoga con una amiga. Francesca, con su marido, va a confiarse con el amigo Claudio, en el monasterio benedictino de la Cascinazza, a las afueras de Milán. Un dialogo esencial. «Rezamos por tu curación – le dice el monje – pero debes saber que si este milagro no sucede, habrá otro aún más grande».

Comienza el calvario... Pero no está sola
Empieza un calvario: radioterapia, quimioterapia, los ingresos y los periodos transcurridos en casa entre la cama y el sofá, cortisona, hinchazones, complicaciones, los huesos que se convierten en cristal. Los amigos, muchísimos, la rodean, a ella y a su familia.

En un email escribe a Clara: «Estoy abrumada por la caridad que todos tienen hacia mí y, por tanto, del abrazo de Jesús. ¿Sabes que se envían un archivo en Excel con los turnos de mañana-mediodía-tarde-noche? Es increíble, sigue llamándome gente que quiere venir a verme».

Abrumada por la caridad
«Abrumada». Lo dice también cuando sabe que el círculo de amigos se ha ampliado tanto que hay gente que reza y pide la gracia de su curación en América, Rusia, Líbano, Taiwán.

A Anna, otra amiga, le confía que «la misericordia de Dios es grande, porque no pasa un día en el que Él no me saque de la desesperación. Hay siempre una persona, una llamada telefónica, algo que leo que no permite que prevalezca la tristeza».

La presencia del Misterio
Su camino en el movimiento de Comunión y Liberación, que había conocido cuando era una chica joven y le había literalmente colmado la existencia, ayudándola a reconocer la presencia del Misterio en cada circunstancia, se hace más intenso, más verdadero.

Una frase de Julián Carrón, el sacerdote español que guía a Comunión y Liberación, y al cual le cuenta su enfermedad, se le queda impresa en el corazón: «Ves Francesca, todos nosotros somos enfermos crónicos. Pero tú tienes una ocasión más para tu crecimiento, que no puedes perder».

También cuando la enfermedad se vuelve más agresiva, Francesca quiere disfrutar de la vida hasta el fondo. A finales de julio de 2012, las últimas vacaciones en Cefalonia, en Grecia: «Quería contemplar el mar, tener delante la belleza – recuerda el marido –. La noche antes de volver la pasó despierta, en la terraza. Había una vista increíble, con la luna reflejada en el agua».

Se despide de sus hijos
A los pocos días ingresa de nuevo en el hospital, en Milán, donde permanecerá hasta su muerte. El 22 de agosto no quiere visitas, quiere dedicar todo el día a sus hijos: Cecilia, de 9 años, Carlo de 6 y Sofía de 3. Charlas, bromas, adivinanzas, alguna lágrima.

A Cecilia, que se mete en su cama, le dice: «Voy a un lugar bellísimo, estoy contenta y tengo curiosidad. Te lo ruego, cuando vaya al Paraíso tenéis que hacer una bonita fiesta». Vincenzo, mirando hoy a sus hijos, comenta: «Están serenos, llenos de vida. La nostalgia está, pero no es un obstáculo. Mi mujer ha hecho por ellos ese día más de lo que una madre puede hacer en cincuenta años de amor y educación».

En el hospital están todos asombrados del espectáculo de tantos amigos alrededor de esa cama, hablando, riendo, llorando, rezando. Un médico le dice a la madre de Francesca: «No he visto nunca una fe como la de su hija. Me hubiera gustado conocerla un poco más. Dígale que cuando esté en el Paraíso se acuerde del último médico que la ha cuidado».

"No tengo miedo"

El 23 de agosto entra en coma, el tiempo se hace más breve. Vincenzo le da un beso y susurra en su oído: «No tengas miedo». Ella se despierta, abre los ojos y dice en voz alta: «No tengo miedo».

Son sus últimas palabras. Que se han convertido en el título de un libro escrito por Davide Perillo (Ediciones San Pablo), que recoge decenas de testimonios conmovedores y está vendiendo miles de copias.

La historia de Francesca ha marcado el corazón de muchas personas, ha favorecido el acercamiento a la fe de algunos, ha dejado con la boca abierta al taxista que acompañaba a una de sus amigas al funeral: «¡Qué aire de fiesta, pensaba que era una boda!».

Un milagro más grande

Pequeños y grandes milagros cotidianos que siguen sucediendo. El monje benedictino que Francesca había ido a ver después de saber que tenía un tumor, le había dicho: «Rezamos por tu curación, pero debes saber que si este milagro no sucede, habrá otro aún más grande». Y así ha sido.

(Traducción de Helena Faccia Serrano)

sábado, 2 de noviembre de 2013

Palabra de Dios, ejercicios cotidianos - Noviembre 2013

 
1.        
Viernes:
Mt 5, 1-12:
Fiesta de todos los santos. Orar la intención del Papa :
1.      Para que las Iglesias de América Latina envíen misioneros a otras Iglesias como fruto de la misión continental.
2.      Para que los sacerdotes que encuentran dificultades sean reconfortados, sostenidos en sus dudas y confirmados en sus fidelidades.
Orar esta intención varias veces al día y orar para que el Señor te ayude a ser santo.  Leer Catecismo Iglesia Católica (CIC), nº 5.  
2.        
Sábado:
Jn 11, 25-30 :      
Orar por los difuntos de tu familia y conocidos. Programa de ofrecer una Misa por ellos. Leer CIC nº 6  
3.        
Domingo:
Lc 19, 1-10:
Reparar una falta o una injusticia hecha contra una persona, pidiendo perdón, devolviendo lo que se ha tomado, diciendo la verdad…  Leer CIC nº 7
4.        
Lunes:
Rm 11, 29-36:
Ser misericordioso con una persona como quisieras que sean misericordiosos contigo, u orar por esta persona.  Leer CIC nº 8
5.        
Martes:
Lc 14, 15-24 :
Orar a Dios para que te ayude a amarlo sin reserva.  Leer CIC nº 9
6.        
Miércoles:
Rm 13, 8-10:
Realizar hoy un gesto de amor por Jesús.  Leer CIC nº 10   
7.        
Jueves:
Lc 15, 1-10:
Orar por una persona que se está alejando de Jesús o de la Iglesia, o ayudar a alguien a recibir los sacramentos.  Leer CIC nº 11
8.        
Viernes:
Rm 15, 14-21:
Realizar un gesto de evangelización.  Leer CIC nº 12
9.        
Sábado:
Jn 2, 13-22:
Contribuir o planificar de ayudar en la limpieza de tu parroquia. Orar igualmente para que Dios te libere de un pecado que te bloquea para que lo ames más.  Leer CIC nº 13-14
10.    
Domingo:
Lc20,27. 34-38:
Orar por las personas que no tienen pareja.  Leer CIC nº 15  
11.    
Lunes
Sg 1,1-7:
Ser justo en sus juicios y tomas de posición. Orar por las comisiones de Justicia y Paz de tu diócesis.  Leer CIC nº 16
12.    
Martes :
Lc 17, 7-10:
Hacer un trabajo por Jesús con humildad y de una manera anónima.  Leer CIC nº 17
13.    
Miércoles:
Sg6, 1-11 :
Orar por las autoridades políticas y tus superiores jerárquicos. Haz atención tú mismo a no exagerar con el poder que tienes.  Leer CIC nº 18-19
14.    
Jueves :
Lc 17, 20-25:
Orar por tu último día. Prepárate para hacer un regalo de Navidad a una persona.  Leer CIC nº 20-22
15.    
Vendredi:
Lc 17, 26-37:
Repetir a lo largo del día el v.33: "Quien busque conservar su vida la perderá y quien la pierda la salvará". Dejarse guiar por esta palabra durante el día.  Leer CIC nº 23
16.    
Sábado:
Lc 18, 1-8:
Insistir de nuevo sobre algunas peticiones que ya has hecho a Dios.  Leer CIC nº 24
17.    
Domingo:
Lc 21, 5-19:
No tener vergüenza de dar testimonio de Jesús y orar por los que se han separado de la Iglesia.  Leer CIC nº 25
18.    
Lunes:
Lc 21, 1-4 : 
Planificar de dar la colaboración financiera en tu parroquia y comunidad.  Leer CIC nº 26
19.    
Martes :
Lc 19, 1-10:
Reembolsar una deuda financiera, material, o una deuda de amor.  Leer CIC nº 27   
20.    
Miércoles:
Lc 19, 11-28:
Para ser fiel a las pequeñas cosas, animar positivamente a tres personas en lo que hacen de bien.  Leer CIC nº 28
21.    
Jueves:
Mt 12, 46-50:
Hacer el bien a un miembro de tu familia o comunidad.  Leer CIC nº 29
22.    
Viernes
Lc 19, 45-48:
Hacer pequeños momentos de oración a 12h00, 15h00 y 18h00.  Leer CIC nº 30
23.    
Sábado:
Lc 20, 27-40:
Ofrecer una Misa o planificar de hacerlo por los difuntos de tu familia.  Leer CIC nº 31
24.    
Domingo
Lc 23,35-43 :
CRISTO, REY DEL UNIVERSO. Alabar y cantar abundantemente la realeza de Cristo, y estar alegre.  Leer CIC nº 32
25.    
Lunes
Lc 21, 1-4: 
Sacrificar hoy alguna cosa (tiempo, dinero…) para amar a Jesús.  Leer CIC nº 33
26.    
Martes :
Dn 2, 31-45:
No enorgullecerse, ser humilde reconociendo que todo es gracia y decir gracias a Dios.  Leer CIC nº 34
27.    
Miércoles:
Lc 21, 12-19:
Repetir a menudo el v.19 : « es gracias a vuestra perseverancia que ganaréis la vida", perseverar en el seguimiento de Cristo y hacerle confianza.  Leer CIC nº 35  
28.    
Jueves:
Dn 6, 12-28: 
Hacer un buen momento de oración íntima y ofrecer todos tus problemas y preocupaciones a Jesús. Prepararse para la novena por las dificultades de los miembros de los grupos Palabra de Dios.  Leer CIC nº 36
29.    
Viernes:
Lc 21, 29-33:
Hacer un esfuerzo particular para vivir la Palabra de Dios evitando un pecado que te tiene atado.  Leer CIC nº 37
30.    
Sábado:
Mt 4, 18-22:
Compartir la Palabra de Dios con un miembro de tu familia y orar por la conversión de toda tu familia.  Leer CIC nº 38
 
                                
Ficha de Oración del Movimiento de la Encarnación ( Movimiento de la Iglesia Católica)
 
Site Web du Mouvement : www.incarnationpd.org   Email : incarnationpd@hotmail.com
 
FICHE DE PRIERE: DAR TIEMPO A DIOS  (Noviembre  2013) 2e Parte
 
La falta de una verdadera amistad con Dios es la fuente de todos los pecados. Las tentaciones atacan al núcleo de nuestra fe, porque el diablo sabe que si no hay una amistad con Dios estamos espiritualmente frágiles, vulnerables y débiles. Es por esta razón que el Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que cuando estamos en comunión con Dios es imposible pecar. Cuando amas a alguien, buscamos tiempo para estar con la persona. El tiempo del encuentro se convierte en un momento de entusiasmo y diversión.
 
Qué hacer durante el tiempo consagrado a Dios
La primera parte de esta meditación nos ha demostrado la necesidad de pasar tiempo con Dios, sobre todo en  la lectura orante de la lectio divina. En la espiritualidad de la Encarnación, esta oración se puede hacer de una manera especial. Por ejemplo: Lc 12, 35-38 "Estad preparados para recibir a Jesús".
 
Por ejemplo orar de esta manera: "Señor, estoy dispuesto a encontrarte? Si  me llamases hoy, estaría dispuesto a reunirme contigo? Estoy seguro Señor que 'no', porque últimamente he hecho lo que no te gusta. Perdóname! Si tú vinieses hoy, no estaría preparado porque desde hace tiempo no me he confesado. Señor, necesito confesarme. Iré esta mañana, mañana o el sábado a la confesión. Pero, Señor, aunque me confiese, tengo un carácter que no es de tu agrado, no logro cambiarlo. Señor, ayúdame, que soy débil.
 
Ayúdame a estar preparado, no sólo yo, también mi marido, mi esposa, mis hijos. ¿Qué puedo hacer para ayudarles a estar preparados para que te acojan? (reflexionar un instante): '¿qué quieres que yo haga, Señor?'. Mirar las ideas que me surgen y que pueden ayudarme para que ayude a mi familia a estar preparada para acoger a Jesús. Por consiguiente, en la conversación con Jesús, hablarle de todo, tentaciones, iras, acusaciones, suplicar, pedir, alabar, preguntar. Escribir su oración en un cuaderno de oración.
Lo esencial de mi meditación o de este tiempo de oración se resume en lo siguiente: "estar preparado para encontrar al Señor". Tomar la resolución de confesarse y de ayudar a los otros a estar preparados para acoger al Señor. Me acordaré de esta Palabra de Dios a lo largo del día, a cada momento: en la comida, en el ángelus, al salir y al entrar a la casa. Durante el día, hacer las cosas de tal manera que si Jesús viniese, él me encontraría trabajando. No olvidar que lo esencial de mi santidad consiste en vivir de esta manera hoy. A la noche, durante la oración, preguntarme si he estado preparado durante todo el día para acoger a Jesús, si he ido a confesarme o bien he programado de hacerlo, si he ayudado a los otros a acoger a Jesús. Si no lo hecho, preguntarme porqué. Pedir perdón. Si lo he hecho, darle gracias a Jesús por haberme dado esta gracia y también por el perdón recibido de la confesión si la he hecho.
La misma actitud puede ser adoptada con las notas tomadas en los retiros, en las homilías, en las antiguas fichas de oración o en la lectura de la vida de los santos. Elegir para la oración la meditación o la enseñanza que ves que puede serte de una gran ayuda en este momento. La lectura orante de tu cuaderno de oración y los testimonios de la palabra vivida puede serte de una gran ayuda para la oración. De todas las maneras, la utilización de la Palabra de Dios es el mejor medio de progresar en la oración.
Cuando se conserva la Palabra y se vive, los testimonios de la Palabra vivida llenan nuestra vida. Ejemplo de la Palabra vivida: ¿en qué momento he estado preparado para acoger a Jesús y a obrar en consecuencia? "Cuando he servido en la mesa, mi marido no ha estado contento, no ha apreciado la comida cuando yo he dado lo mejor de mi misma para que él lo aprecie y se sienta a gusto. En ese momento, he querido decirle cuatro palabras, el hecho de no apreciar mis esfuerzos. Al instante me he acordado que si Jesús viniese a encontrarme ahora y me encontrase disputándome con mi marido, no estaría contento de mí. Entonces he decidido de cambiar de actitud y decirle a mi marido que la próxima vez lo haré mejor (vice-versa para los hombres). Y alabar a Dios por esta acción. Escribirla como testimonio en el cuaderno, porque sino es posible que la olvide. En la pareja, compartir a menudo las luces espirituales, los testimonios y las dificultades de la oración. Ser fieles a este tiempo dado cada día a Dios. Enseñar a otras personas este estilo de oración meditativa, que transforma y hace santos. El mundo tiene necesidad de hombres y mujeres que orar. Comienza y sé fiel a la vida de oración. ¿Qué tiempo das a Dios 'cara a cara' cada día?
Henri Bayemi