miércoles, 17 de agosto de 2011

La Asunción de la Virgen María

AL HILO DEL EVANGELIO (20)

 Lc 1,39-56

La fiesta de la Asunción de nuestra madre, la Virgen María, nos lleva a imaginar nuestra propia asunción al cielo al final de nuestra vida terrenal. La Virgen María nos ha abierto el camino. ¿Dónde ha estado el secreto de una vida llena de sentido, de una vida lograda en el proyecto de Dios?

Leyendo unos comentarios sobre la fiesta de la Asunción, encontré este cuentecillo. Os lo envío. Me parece que ahí está el secreto.

"En cierta ocasión, una niña salió a dar un paseo. En su camino halló una mariposa, prendida entre las zarzas que agitaba sus débiles alas.

La niña cogió con todo cuidado a la mariposa y la echó a volar. Cuando la mariposa se encontró libre se convirtió en un hada que, agradecida, dijo a la niña:

- Quiero agradecerte tu favor. Pídeme el deseo que más quieras y te lo concederé. Dime cuál es tu mayor deseo.

La niña le dijo:

- Quiero ser feliz. Enséñame el camino de la felicidad.

El hada se lo susurró al oído y se fue volando.

Desde ese momento la niña empezó a ser profundamente feliz. Nadie en el pueblo era tan feliz como aquella niña. La gente empezó a interesarse y, curiosa, le preguntaba continuamente por el secreto. Pero la niña eludía siempre la respuesta diciendo que era un secreto, el secreto del hada. Así llegó a anciana y seguía siendo la mujer más feliz del pueblo, una viejecita realmente feliz. Y eso que en su vida, como en la de las demás gentes, no faltaron dificultades.

Temerosos de que muriera y se llevara el secreto a la tumba, las gentes del pueblo le insistían más que nunca para que les dijese el secreto. Al fin, un día, la viejecita, sonriendo, les dijo:

- Lo que el hada me dijo es muy sencillo. Para mí ha sido, a lo largo de toda mi vida, el secreto de mi felicidad. Ella me dijo: Aunque las personas parezcan autosuficientes, no lo son. Todos te necesitan. AYUDA Y AMA A TODOS Y SERÁS FELIZ. Yo he procurado cumplirlo y he sido feliz".

Pues que nuestra madre, la Virgen María, nos ayude a ser feliz a la manera de Dios.

Un abrazo. Fraternalmente.

Fernando García